PORTRAIT 01: CURRO ROMERO THE BULLFIGHTER

Que decir del maestro. En esta ocasión mi padre " Currista" de pro. De los de antes. De los de las tardes de gloria, los días de sangre sudor y lagrimas, elegantes muletazos templados, los espacios medidos, los instantes detenidos, arrimarse, los pañuelos blancos, rojos y verdes. Sangre en la boca. Muerte, dolor, calor, amor.Niñas monas, minifaldas, lagrimas en los ojos y estocadas certeras. Desplantes, calabozos, grilletes, multas, no importa, grandeza, soledad, mucha soledad y valor, y miedo,... Mi padre es sin duda "Currista". El hubíera sin duda escrito algo mejor que yo.
Yo, ignorante de las tardes de bocadillo de jamón y bota de vino en fila seis, en asiento de sol y sombra en tendido 7. No puedo más que admirarle por seguir 50 años despues de su alternativa con la misma chispa por vivir que un 22 de Mayo de 1969.
Mi padre es crítico con todo lo que no sea Curro, audaz en los comentarios y benébolo en las tarde de si te he visto no me acuerdo o de salir a gorrazos bajo intensa lluvia de almuadillas.
Este torero forjado cuando los toros eran toros y los pitines no eran de mantequilla. En el momento en el que las figuras "del toreo" corrian de plaza en plaza y en todas salian a hombros. Siete puertas grandes en Madrid,...
Primero del que se recuerdan legiones de "holligans" dispuesto a partirse la cara desde Sevilla a París.
Hoy cuando le vi, acongojado por algo que le sobrepasa a sus ya cumplidos 70 años. Con la chispa de la vida burbujeando en su cristalino. Hoy, hoy me dí cuenta de lo importante que son los detalles y buscando algo que defiiera a Curro Romero vi la templanza de unas manos curtidas por el tiempo y el saber. Esas mismas manos que tiemblan cual pajarillo bajo los truenos de una fugaz tarde de toros al firmar un autógrafo. Esas manos que hicieron contener la respiración a 10000 almas en pena por poder contar que ellos fueron de los pocos privilegiados que pudieron disfrutar con el maestro.